Como un utensilio viejo que mejor es cuanto menos lo parece. Así es. Sostengo en pie que tengo suerte, pues no es fácil dar con gente así y cuando menos lo esperas, aparece esa persona. Esa persona que te arranca sonrisas a puñados y sin motivo aparente. Es entonces, en ese momento, cuando dejas de ser autónomo de tus sentimientos, cuando tu estado de ánimo depende de cómo se encuentre la otra persona.
martes, 1 de marzo de 2011
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)
